Otoño dulce como las uvas en sazón, como los higos y las
granadas maduras que se abren y ofrecen sin pudor su ternura.
Otoño fresco como la lluvia de ayer, como el aire que llega
de madrugada, silencioso, haciéndote saber que algo va a cambiar, que algo
nuevo está por nacer.
Otoño desnudo como la luz. Como la transparencia. Como los
árboles que dejan caer todo lo que ya es superfluo y se quedan sólo con lo
imprescindible, la energía de la vida centrada en lo interior, que podrá crear
más adelante una primavera.
Otoño para reunirse, para reencontrarse. A uno mismo y a los
otros. Para encender la hoguera en el centro de la tribu y del corazón.
Tiempo de escuchar, de conversar, de contar historias.
Tiempo de disfrutar y compartir lo cosechado, de tejer planes y otras lanas, de
dejar reposar el mosto.
Otoño para deslizarse
suavemente en la oscuridad. Sin miedo, como el sol. Otoño para aventurarse en
la cara oculta de la luna. Para estremecerse brillando con las estrellas.
Otoño, el tiempo de la caza. Hay que discernir bien la
presa, prepararse a fondo para merecerla y salir con decisión a por ella.
Otoño, el tiempo del
acecho, el tiempo de la desnuda lucidez.
Qué bonito, me ha encantado! xD
ResponderEliminarGracias Nat :)
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