No
hay mejor manera de celebrar la ultima cosecha, que recordando la
vida de a aquellos que ya no están con nosotros, pues llegada su
hora, partieron a su merecido descanso, Familiares, amigos, mascotas.
Pero
es también un momento para honrar, a otras almas que partieron,
aunque jamas las conociéramos, pero en cierto modo formaron parte de
nuestras vidas.
Este
año decidimos renovar nuestro ritual habitual y dedicar mucho mas
tiempo en el, a toda esas energías que de una forma u otra, nos
inspiraron, acompañaron en nuestro camino, honrarlos ante nuestros
hermanos en voz alta, elogiando sus virtudes, esas personas que nos
rozaron de cerca o de lejos.
Nombramos
a los familiares, amigos y mascotas, uno por uno dedicándoles unas
pocas palabras, también a ancestros culturales, músicos, artistas,
escritores, y libre pensadores que nos enriquecieron, con su arte,
sin olvidar a nuestros maestros, conocidos y desconocidos, a los
sacerdotes y sacerdotisas que honraron a nuestros dioses antaño esos
anónimos de los que no sabemos ni sus nombres.
Todos
sentados en circulo alrededor de la llama de las velas, en el bosque,
unidos en un sentir y en un agradecimiento común a todos ellos, un
homenaje a sus vidas y a las nuestras propias, por que gracias a
ellos somos lo que somos, por que gracias a nosotros, una parte de
ellos aun vive en nosotros, algunos también decidimos honrarnos a
los que fuimos en nuestras otras vidas.
Y
así una vez mas, nos reunimos en la noche, bajo un cielo estrellado,
con la luna observante, mientras honramos la vida y también la
muerte, pues todo es cíclico y nosotros no somos una excepción.
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